El rumbo que requiere el país
Luis Fernando Hernández González.
Las condiciones sobre las cuales asume el poder presidencial de la República Mexicana, Enrique Peña Nieto, revisten un conjunto de características de alta contradicción, rayando en lo antagónico en varios aspectos del sentir social, dentro de un sector importante de la población del país, toda vez que la alternancia política experimentada en la vida cívica de México durante doce años que gobernaron los panistas no supieron ejercer bajo directrices de orden el quehacer público que dimana de la misma Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, al carecer de objetivos específicos y metas hacia donde conducir la fuerza vertiginosa de toda la ciudadanía de la nación, que buscaba sí, de respuestas tácitas a sus problemas.
En su estrecha visión de gobierno, tanto Vicente Fox, como Felipe Calderón, mostraron carencia de talento e incapacidad de sagacidad democrática, tanto interna como externamente, durante doce años que la derecha conservadora ostentó el poder gubernamental, pues como bien lo sabemos para los mexicanos cada uno de sus planeamientos resultaron raquíticos e infructuosos para la sensibilidad social, que esperaba más de sus ofertas y promesas, aquellas que demandaban para su desarrollo los factores dinámicos que concilia e impulsa la misma conducción del estado.
A este par de sexenios de administraciones federales como tales, los rebasaron los sentimientos populares de decepción tanto de hombres como de mujeres, al negarles la gente su paciencia, en el trabajo del ejercicio como práctica gubernamental; pues como bien lo sabemos tuercen su camino, desdibujando la integridad institucional y con ello afectando el tejido de cohesión social, al ganarles a estos conservadores de derecha su proclividad al encono, la soberbia y la perversidad, en su doble moral como parte medular en su lucha frente a sus adversarios de distinto signo y realidad, mostrando impericia para construir una plataforma que buscó como respuesta en su fuerza la unidad popular.
No podemos olvidar como parte importante de estas circunstancias socio-políticas, incubadas durante este tiempo de gobierno panista a aquellas de orden radical, configuradas por elementos de una izquierda anarco socialista, que hoy en día llaman a la guerrilla para no dar tregua al nuevo gobierno, identificados ellos, en los grupos vandálicos de seguidores del candidato perdedor de la contenida electoral de julio pasado, Andrés Manuel López Obrador, asumen posiciones de provocación al orden con las cuales buscan establecer un clima de desestabilización en las cuestiones jurídicas, sociales, económicas, políticas y de seguridad; mismas que con urgencia demanda el rumbo del país para salir adelante de esta docena trágica de un gobierno conservador, que para muchos en los tiempos de México, fue un tiempo perdido.
Bajo un ambiente de polarización de fuerzas de orden político del momento, el arribo a la titularidad del Poder Ejecutivo Nacional, que encabeza el licenciado Enrique Peña Nieto, conlleva un alto contenido de retos y factores por orientar, con los cuales se pretende dar sentido al entendimiento, a la unión, a la conciliación y a la concordia de la población, para crear así, el entramado necesario que nos haga superar nuestros rezagos y de esta forma avanzar con mayor ímpetu social.
Para ello, el propio Peña Nieto puntualiza como premisas de su gobierno el embate para recuperar la paz y tranquilidad entre los mexicanos, el combate franco a la pobreza, generar mayor educación de calidad para todos los educandos, un dispositivo integral de impulso al crecimiento con más y mejores empleos, a la vez que recuperar el liderazgo y orgullo de México en su política exterior en las distintas latitudes geográficas del mundo.
En su primer discurso como mandatario anuncio decisiones presidenciales al establecer un programa nacional de prevención al delito, que su impacto se ve reflejado en el presupuesto de egresos 2013; aplicación general de la ley de víctimas; un solo código penal y de procedimientos penales único y de aplicación nacional; una cruzada nacional contra el hambre; un programa de seguros de vida para jefas de familia; una reforma educativa que comprenda servicio civil de carrera docente; un programa pensionario para todos los adultos mayores de 65 años; un sistema de seguridad social universal; creación de mayor infraestructura carretera, ferroviaria y marítima con el fin de incorporar al sur de México a la economía global; creación de diversas líneas de trenes de pasajeros; reformas constitucionales en materia de telecomunicaciones y banda ancha; ley nacional de responsabilidad hacendaria y de deuda pública; paquete económico 2013 con cero déficit presupuestal; racionalización del gasto corriente federal con mayores recursos para la inversión en obras,programas y acciones de servicio a la población.
El presidente Peña Nieto, fue enfático al afirmar, que es tiempo de mover a México, a la gente, a la mentalidad y a las instituciones; de esta forma se inicia con un acto protocolario a donde concurren las fuerzas de la política nacional al firmar un Pacto por México, para el encuentro y el acuerdo dentro de un perfeccionamiento democrático, suscrito por los líderes del PAN, del PRI y el PRD.
Para ello, como mexicanos debemos de tener esperanza, para que la política como herramienta del entendimiento y la concertación solidaria y democrática, que demanda la ecuación social de todos los mexicanos, sea para bien de toda la unión y su progreso.
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